¿Por qué participas en la estafa?

Estamos en el siglo XXI y parece que España sigue anclada en el siglo XIX, cuando en los conocidos Pactos de El Pardo se acordó el turnismo político. Y ya en esa época, al igual que hoy, los dos partidos daban señales de querer amañar las elecciones. ¿Qué clase de karma inexorable tenemos encima como pueblo, repitiendo siglos y siglos lo mismo?

Los mismos oligarcas turnándose en el poder, las mismas sombras de fraude electoral. Cánovas y Sagasta; PP y PSOE; caciques siendo votados por muertos; caciques contabilizando los votos a través de INDRA o directamente comprándolos…

Estamos en el eterno retorno del que hablaba ese loco de Nietzsche. Los políticos siguen robando con la fusta de la Ley en la mano, no ya tu dinero… sino tu futuro. Tú que me lees: trabajas 7 meses al año sólo para pagarles las regalías que ellos deciden y que se llevan a sus bolsillos, dejando las migajas para servicios públicos paupérrimos, con falta de personal, lentitud, ineficiencia, falta de medios, y cuya burrocracia  es tal que hace parecer afortunado al asno de Apuleyo.

Ni el tránsito de Dante a manos de Virgilio por el submundo daba una estampa tan desoladora: con INDRA por medio, pagada con 13 millones de euros en contrato público a dedo de cardenal nepote; con unas elecciones en verano para fomentar el voto postal (siendo Correos S.A. otra empresa a manos del Gobierno); y con gánsteres de partidos comprando votos por aquí y por allá… me parece a mí que da igual lo que se vote. ¡Quien hizo la Ley hizo la trampa!

Yo es que no me lo explico. La tecnología ha avanzado una barbaridad: se pueden hacer operaciones muy complejas en el ámbito sanitario, transacciones millonarias en el mercado bursátil con un clic, pero no se puede votar desde el móvil… y mucho menos comprobar el recuento electoral, que se supone es «cosa pública».

Tanta transparencia de la que se habla, y luego no se suben las actas de cada colegio electoral a Internet, donde todos podamos comprobarlas, y hacer un recuento paralelo al margen del que nos sirve INDRA en bandeja de plata. ¿Por qué no se suben las actas? ¿No son documentos públicos? Esto me huele a chamusquina…

No dudo que los pobres desafortunados que están obligados a ir a las mesas por el Régimen (bajo pena de prisión según la LOREG) no hagan bien el recuento en cada colegio; pero el recuento general de todo lo hace INDRA: esta empresa de inteligencia militar y manejo de Big Data hace la sumatoria total de las más de 60.000 mesas electorales en más de 23.000 colegios electorales, pero no se publica por ningún sitio las actas de cada colegio electoral para que podamos comprobar que esa suma general se haga bien. Te la tragas sí o sí. Repito: ¿por qué no se suben a Internet las actas? ¿Por qué las esconden?

Y para más dudas razonables: ¿por qué justo al día siguiente se procede a la destrucción de las papeletas para borrar toda huella?

Y claro, cuando uno se pone a tirar del hilo, se da cuenta de que la Junta Electoral Central está compuesta por miembros designados a dedo por (¡oh sorpresa!) los partidos políticos: CGPJ y Congreso de los Diputados (artículo 9.1 LOREG). Y de la Junta Electoral Central, controlada por personal al servicio de los políticos, dependen las Juntas Electorales de Zona en cada circunscripción. Todo es una pirámide controlada por el mismo ubicuo poder, en una cacofonía de democracia que, a mí por lo menos, me chirría.

Todo este coloso bíblico con cabeza de oro, como viera San Juan en la gruta de Patmos, es impenetrable por arriba: en la partidocracia los políticos eligen a sus propios Jueces (Sala segunda del Supremo), y controlan la Fiscalía y el Ministerio del Interior. Son intocables, auténticos capos di tutti capi como en la película de Eliot Ness. Como estos mercaderes de lo ajeno tampoco gestionan su propio dinero, sino que se nutren del erario público que nos extraen, les da completamente igual endeudarse superando límites históricos, e incluso seguir vendiendo lo poquito que nos queda de tejido industrial para llevarse las correspondientes mordidas, y gastarlas en las consabidas amantes profesionales y sustancias blancas.

Unos se codean con pistoleros, que aunque hayan cumplido sus condenas por terrorismo, nunca dejarán de ser asesinos. Y otros se codean con narcotraficantes, que aunque en el plano moral no haya problema en ser amigo de uno, otra cosa es que en el plano político sea admisible que alguien que vaya a dirigir un país se codee con el hampa.     

Y en verdad yerro al decir que ellos serán quienes «vayan a dirigir nuestro país», porque la realidad es más oscura que la guarida de Polifemo. Quien aquí manda de verdad es la UE y la OTAN (EE.UU y el poder financiero en última instancia), a los cuales todos los contubernios de poder sin excepción rinden vasallaje. Incluso aquel partido del Régimen que se dice contrario al Globalismo, no duda en obedecer al Tío Sam y apoyar que los españoles paguemos y enviemos armas a Ucrania, para matar a seres humanos. ¡El supuesto adalid frente al Globalismo es otro psicópata globalista más! Y la telaraña se extiende a Meloni, su homóloga en Italia…

Todo esto demuestra la gran farsa que es todo. Llegar al Poder en España no te lo brinda el honor de ser elegido de verdad por el pueblo, sino el fraude electoral, la continua manipulación mediática, las agresivas campañas electorales (pagadas con dinero público, eso sí), y sobre todo, el Gran Titiritero que sube a sus marionetas de colorines a la palestra: al PSOE, a Vox, al PP, a Sumar, a los independentistas, y a todos y cada uno de los partidos que montan su vodevil de izquierdas contra derechas, para pasmo y sobrecogimiento de los asistentes que aplauden a un guiñol contra otro guiñol. ¡Se han creído esta función de la democracia como algo real!  Luego nos jactamos de que en Iberoamérica mandan los poderes financieros, si aquí es igual o peor… ¡La defunción de la democracia!

Votes lo que votes que sepas que tu voto cuenta… sí que cuenta, porque es esencial para mantener el fraude. Es el ticket de acceso para el vodevil. ¿Cómo podría haber una gran estafa si no hubiese víctimas del negocio a las que estafar? Así que, para mantener todo como está, no te olvides de participar. Paga tu entrada. Y si estás de vacaciones: ¡vota por correo!

Ahora bien, si quieres cambiar algo y salir ya de este moderno caciquismo de los Pactos de El Pardo, deja de seguirles el teatro. Sé que es difícil, da miedo, y son siglos a nuestros hombros haciéndolo, pero esfuérzate. ¡Cómo cuesta abrir nuevas sendas donde antes no había más que maleza y roca agreste! En este sistema, lo fácil es votar y entrar en el engaño: todo está diseñado para eso. Lo difícil, en cambio, es no participar, denunciar cada día este gran fraude, y salir a la calle a gritar basta.

Eso requiere salir de nuestra zona de confort, salir de lo conocido, y hacer cosas nuevas. Pero salir de la zona de confort siempre la expande: aumentamos nuestra seguridad en zonas nuevas donde antes no la teníamos. Las nuevas dificultades traen nuevas mieles. Hagamos cosas distintas, emprendamos cruzadas difíciles, pues nuevos tiempos serán la recompensa.  

No seré yo quien te diga lo que debes hacer. Tú haz lo que veas correcto: pero si quieres participar en unas elecciones que se gestionan de manera chapucera y rápida, ¡hazlo! Esto es como cuando tienes hambre y eliges ir a un restaurante de comida rápida: sabes que es nociva para tu salud, y aún así «eliges» comerte eso. ¡Adelante! Pero yo no. Yo me cuido y me abstengo de esa dieta perjudicial: guardaré mi voto para cuando haya democracia.

El turnismo político parece una maldición irrompible del karma español, pero no lo es… hay un elixir liberador, un bálsamo de Fierabrás. ¡El karma se rompe con acciones rompedoras! Sigamos haciendo lo mismo, y nunca abandonaremos el pasado. Sigamos votando en la partidocracia, y nunca nos libraremos del atávico caciquismo. En cambio, hagamos algo nuevo: que la mayoría no vote, abstengámonos con una lucha civil activa y audaz. ¡Entonces los barrotes de la prisión cederán a los lirios del campo!

(Escrito en Málaga, con las ideas de mi grandísimo amigo Juan Sánchez Salas).

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