Domingos de Acción Constituyente: 12 de febrero de 2023 (¡Nos amenazan!).

Este domingo nos amenazó un hombre con pistola. La diferencia entre un policía y un gánster es que el primero actúa con la fuerza legítima de la Ley, y el segundo actúa sin legitimidad ni Ley alguna, ejerciendo violencia (o amenaza de violencia) de forma arbitraria e ilegal.  

Así, cuando un policía emplea la fuerza de forma ilegítima se convierte en un pistolero, se convierte en un hombre con pistola que ejerce una violencia abusiva y arbitraria.  

Pues ayer, el Gobierno del Régimen convirtió a la policía en meros pistoleros a su servicio, en gánsteres al servicio de un Déspota.

¡Qué grave crimen contra la Policía es usarla de espaldas a la Ley! ¡Qué deshonor convertir a un Cuerpo de Seguridad en una banda armada!

Bajo orden directa de un superior, estos hombres armados nos echaron del lugar donde teníamos derecho a estar; del lugar donde teníamos derecho fundamental a reunirnos y a manifestarnos. Y lo hicieron porque el Déspota y Caudillo del Ejecutivo, D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón, se encontraba en el hotel NH Málaga y fuimos a manifestarnos en la vía pública frente a la puerta.

Fuimos 8 personas en ejercicio de nuestro derecho fundamental de reunión pacífica y sin armas, según lo dispuesto en el artículo 21.1 de la Carta Otorgada del 78:  

Artículo 21.1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.

El ejercicio de este derecho fundamental en la vía pública se regula en la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, exigiéndose una comunicación previa a la Subdelegación del Gobierno únicamente cuando a la reunión acuden más de 20 personas.

Ello según lo dispuesto en los artículos 1.2 y 3.1 del meritado cuerpo legal:

Artículo 1.2. A los efectos de la presente Ley, se entiende por reunión la concurrencia concertada y temporal de más de 20 personas, con finalidad determinada.

Artículo 3.1. Ninguna reunión estará sometida al régimen de previa autorización.

Ya que éramos 8 personas, teníamos derecho fundamental a reunirnos allí sin autorización previa, en virtud de los artículos 21.1 de la mal llamada Constitución, y 1.2 y 3.1 de la Ley Orgánica 9/1983 reguladora del derecho de reunión.

Pues bien, a pesar de ello, un agente sin identificar de la Policía Nacional nos abordó con actitud tensa y nos dijo que nos fuésemos de allí, porque no habíamos comunicado esa reunión.

Me identificó como responsable de la misma, y me dijo que como no la había comunicado que «me sancionaría».

Primero nos dijo que nos alejásemos, poniéndonos en el otro extremo de la calle a unos 150 metros de la puerta del hotel; pero luego nos dijo que tampoco, que nos fuésemos de allí, y que nos pusiésemos en la «Plaza de la Constitución», donde nos solemos poner los domingos.

Le insistimos en que éramos sólo 8 personas, que según la Ley no hay necesidad de autorización previa para estar allí. Pero el agente dijo que esa limitación es muy fácil de «burlar» y que aunque fuésemos «19 dispersados», que «eso sería una manifestación».

Le dijimos que no era el caso que sólo éramos 8 personas, pero aún así nos echó de allí diciendo que nos sancionaría.

Al final nos retiramos sin rechistar, pues nuestro movimiento es pacífico y de respeto absoluto a las autoridades y a los Cuerpos de Seguridad.

Sentimos tristeza por aquel agente, pues sabíamos que estaba obedeciendo «órdenes de arriba»: unas órdenes ilegales que le estaban degradando y convirtiéndolo en un pistolero.

¡Qué pena intentar servir con honor a un Cuerpo de Seguridad Nacional y recibir tales órdenes por tus jefes! ¡Qué humillación es convertirse en la mano ejecutora de un poder arbitrario!

Ayer se hizo patente que no existe la democracia en España ni tampoco garantía alguna de los derechos fundamentales.

Como tales derechos nos lo otorgó el Estado en el año 1978, y no son una conquista de la sociedad, del pueblo, el Estado nos los puede retirar en todo momento. Ayer lo experimentamos con nuestros propios ojos.

Cuando alguien afirma que en España existen derechos fundamentales ¡no conoce la realidad! Es todo una propaganda falsa. Ayer se manifestó la terrible realidad del Régimen del 78: si el Estado quiere saltarse sus propias Leyes y mandarte a la policía incumpliéndolas, así lo harán sin consecuencia alguna.

Como súbditos estamos indefensos: a la hora de la verdad sólo queda ponernos de rodillas y aguantar el látigo arbitrario del Tirano.

Tras sufrir tal abuso y atropello a nuestros «derechos», nos fuimos y nos situamos en la Plaza de la Falsa Constitución, donde había montado un escenario de Carnaval. Y allí la gente le hacía más caso a la música y a la farándula que a nuestras consignas.

Hoy nosotros fuimos las víctimas, mañana podrían ser ellos. Completamente anestesiados, ellos seguían mirando para otro lado, a las máscaras de esta democracia de Carnaval.

¿Quién nos defenderá del Estado tiránico del 78? ¿Quién protege hoy al gobernado de este tipo de abusos? Sólo nos queda que el pueblo proteja al pueblo: es decir, la Libertad Política Colectiva, que es el poder de toda la nación española para establecer la recta soberanía de las Leyes, sin que nadie pueda saltárselas, ni la Policía ni los jefes del Ministerio del Interior.

Desde aquí expresamos nuestro máximo respeto y agradecimiento hacia todos los Policías de España. Estamos con vosotros y somos conscientes de la humillación que a veces recibís por parte de los altos mandos al servicio de Régimen del 78.

Somos la ciudadanía española: vosotros nos queréis cuidar, pero nosotros también queremos cuidaros a vosotros, ¡también os liberaremos de vuestras cadenas!

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