Domingos de Acción Constituyente: 9 de octubre de 2022.

Este domingo 9 de octubre damos un paso más en la incansable lucha por la Libertad Colectiva del pueblo español. Fue un día lleno de energía vibrante en el ambiente: se nos paró mucha más gente de la habitual y conocimos a muchos compatriotas nuevos que nos mostraron todo su apoyo y admiración ante nuestra homérica cruzada frente al Régimen del 78.

Los guerreros hoy fuimos Eliseo, Luisa, Cecilia, Fidel, Jaime, Francisco, Antonio, Juan, David, Cuco y yo.  

Con una voluntad inexpugnable, y unos temperamentos alegres y serenos, acometemos cada domingo la tarea de hacer prender la hermosa llama de la Libertad: el mayor regalo que se le concedió al ser humano.

Estuvimos preparando, en vísperas de un día tan señalado como la Hispanidad, realizar en Málaga una marcha sin partidos, sin ideologías, en la que el pueblo español ande unido frente a todos los partidos políticos y la partidocracia. Entonces algunos dimos las razones que nos mueven a ello:

Notamos que había un buen número de transeúntes que, si bien nos daban la razón en abstracto, luego oponían que nuestra gesta es «imposible». Luisa y yo reflexionamos sobre la cuestión, y concluimos que ese «imposible» es una excusa que se ponen las personas a sí mismas, para no venir con nosotros cada domingo y actuar; una excusa que se ponen a sí mismos para seguir con sus vidas tal cual, para no cambiar, para no transformarse.

En definitiva, una limitación de sus propias mentes para justificar su inacción, su pasividad. El ser humano siempre busca justificarse, y ese «es imposible» es tan sólo una excusa más.

La prueba es que si cada domingo nos acompañasen miles de personas en la plaza, y otros miles en las plazas de toda España, ese «imposible» ya se vería de otro modo, ¿verdad? Se vería entonces como un «se puede ganar la batalla», tal y como lo vemos nosotros ahora como precursores de la Libertad Constituyente.

Los pioneros ven lo que todavía otros no alcanzan a ver. Los grandes movimientos de la humanidad, que dieron un paso más allá, jamás cedieron ante el derrotismo: antes prefirieron presentar la batalla, aún a sabiendas de que podían perderla. Nunca se dieron por vencidos antes de luchar y así es como finalmente lograron unas victorias que asombraron al mundo: consiguieron lo que antes se creía «imposible».

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