Estamos a las puertas de un gran cambio de paradigma.

Es razonable sentir aversión por unos padres que te han maltratado, si ese es el caso. Pero nadie puede cambiar lo que es, ni lo que le ha hecho ser lo que es. Tienes genética española, piensas en español, sigues la moral tradicional española, etcétera. Independientemente de cómo nos sintamos. El amor a la patria es el amor a tu familia y a ti mismo. Es fácil caer en el rechazo cuando las cosas van mal, en lugar de tratar de mejorarlo.

Perder la identidad nacional es hacerse vulnerable. Lo que protege a los individuos es el colectivo: frente a otros colectivos que estarán siempre esperando el mejor momento para atacar, incluso hoy día. Si todo el mundo se hace “errante”, es el fin; no hay defensa posible, nadie protegerá a su vecino y nadie estará protegido. Harán lo que quieran con todos nosotros, los españoles. Esa es la tendencia que nos imponen desde hace 40 años. El relativismo, la destrucción de la moral, de la historia y de la lengua, generan una sociedad sumisa, inconexa, deshumanizada, maleable, enfrentada, sin origen ni norte. Eso es la socialdemocracia, la nada. Defender la nación cuando es atacada o se enferma es una cuestión de supervivencia. Allá donde vayas, te ocurrirá lo mismo. Esto es lo que pienso. Y sé que no hace falta aclararlo, pero estamos hablando de la nación, del pueblo, no del Estado.

-Anónimo.

Encontré este comentario en internet y algo se me removió dentro. Tantos mensajes como este que leo todos los días me hacen reflexionar: siento que estamos a las puertas de un gran cambio de paradigma. No sabría explicarlo. El cambio creo que se ha dado en las mentes de todos, pero no se ha hecho realidad en la acción. Se piensa pero no se actúa. Las palabras crean realidades, pero antes las palabras son invisibles, se componen tan solo de aliento y sonido invisibles. Ahora la revolución es un hálito, no se puede ver, pero su calor lo puedo sentir en la piel…

Mi apoyo al cambio es total y absoluto. Yo no quiero una reforma. No quiero reformas porque se han intentado ya tantas veces… y en todas se ha demostrado que no llegan a ningún lado. ¿Para qué seguir intentando algo que se ha comprobado mil veces que no funciona?

Ninguna fuerza política jamás ha realizado ningún cambio en la estructura del poder. Tan solo hemos visto medidas de cara a la galería para seguir manteniendo sus privilegios y prebendas, mientras se lucran sin medida y los enchufados en el Estado por los partidos crecen sin límite. Y encima inoculando el miedo de que va a venir la extrema derecha o la extrema izquierda para que vayamos a mantener este circo. Vaya negocio tienen montado… debemos boicotearlos con el no-voto.

Ya no hay otra alternativa. Así que intentemos algo nunca hecho antes, para así ver si obtenemos resultados que nunca hemos visto antes. Si se quieren resultados nuevos, no hagamos siempre lo mismo (máxima de la experiencia).

De hecho, yo quiero cambiar el sistema entero junto con mi colectivo, solidariamente, con quienes conforman mi cultura, mi país, mi nación. La gente normal que no tiene ambición de poder. Mi ideología es distinta a la de mis vecinos, pues claro que sí. Pero mi ideología va al margen de la Libertad Constituyente, que es únicamente darnos a nosotros mismos el poder de decidir qué nuevo sistema queremos, y para controlar el poder que van a detentar unos pocos sobre todos nosotros.

Ninguna élite económica apoya, ni apoyará nunca, la Libertad Constituyente. Ningún partido estatal ni protoestatal irá en contra del sistema que le da poder y dominio (el sistema actual).  Por eso la Libertad Constituyente, o la traemos nosotros mismos desde fuera del Estado con medios revolucionarios, o nos embaucarán y ningunearán para que nunca sea posible y todo siga igual: en las manos de las élites gobernantes sin control.

Tenemos que deshacernos de las élites que nos gobiernan. Pero no es un quítate tú para ponerme yo. No, porque así seguiremos en las mismas. Debemos aprender del error: la cuestión es controlar al poder.

Porque esas élites que nos gobiernan son como cualquier otra que no esté controlada: al final se vuelven irresponsables, cortoplacistas, codiciosas… y ahí lo tenemos: nos conducen a la ruina. Vi en un informe que España está, objetivamente, en quiebra. Lo puedes ver aquí:

El Estado español está quebrado.pdf

Qué pena me da, con lo que podríamos ser y dónde nos tienen… aprieto mis puños y exclamo para mis adentros: ¡No hay derecho a lo que nos están haciendo!

Pero luego me sereno y digo: normal. Lo entiendo. Todo esto es por culpa de no controlar al poder. Los grupos de poder hacen lo que quieren con nosotros. Sin responsabilidades, sin consecuencias. Y nosotros les dejamos y caemos en su juego de los miedos.

Pues yo ya no tengo miedo. Yo ya lo tengo muy claro…

Y cada vez somos más. 

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