Cristal Oscuro: una fábula sobre la partidocracia española.

Si no has visto la serie Cristal Oscuro: La era de la resistencia, por favor no sigas leyendo este artículo porque contiene detalles de la trama.

Esta peculiar obra de Alta Fantasía se ambienta en el mundo de Thra, que se encuentra gobernado por una tiránica raza de buitres antropomórficos llamada skeksis. Los skeksis son pocos en número, pero gozan de gran poder como guardianes y veladores del Cristal Oscuro, el artefacto más poderoso de Thra. El resto de habitantes de ese mundo son los gelfling, unos pequeños elfos de carácter aniñado e ingenuo.

Los skeksis se alimentan de los gelfling robándoles su esencia vital, sin que éstos lo sepan. De esta manera, los skeksis extienden su vida antinaturalmente pudiendo llegar a vivir siglos. A pesar de ser el alimento de unos repugnantes buitres, los gelfling aceptan la situación, y es más, asumen que los skeksis son sus «sabios señores», y los únicos que pueden gobernar Thra.

Ignorantes de que los verdaderos causantes de la ruina y corrupción de Thra son sus propios gobernantes, los gelfling viven ciegamente al servicio de ellos.

Debido al enorme poder ideológico y de propaganda de los skeksis sobre el pueblo gobernado de los gelfling, éstos nunca ponen en tela de juicio a sus gobernantes ni las reglas del juego. Los skeksis luchan entre sí por el poder de manera episódica, pero absolutamente ninguno de ellos persigue el bien de los inferiores gelfling. Y desde luego, ninguno quiere cambiar el sistema político de Thra, cuya base es vivir para siempre a costa de los gelfling absorbiendo sus almas.

Así pues, sin cuestionar el orden establecido, los gelfling confían en los buitres que los gobiernan. Se someten a ellos y les pagan tributos anuales… ¡Hasta el punto de servirles literalmente de comida!

De modo semejante, el pueblo español (los infantiles gelfling en esta historia), corren en masa a votar a los buitres que siguen gobernándolos y alimentándose de ellos. Como si fuesen niños que creen en los Reyes Magos, los españoles creen en las mentiras de los partidos políticos (los skeksis en esta historia) que controlan los medios de propaganda ideológica y de dominación mental en noticiarios y aulas. Los skeksis llegaron al poder como los veladores del Cristal Oscuro (la llamada «Constitución»), que supuestamente traería la armonía al mundo de Thra (España).

Casi ningún gelfling se plantea por qué los skeksis están ahí arriba con todas esas regalías, por qué nos gobiernan, y por qué hay que someterse de manera voluntaria a ellos. Simplemente es así, no hay que cuestionarlo. Los skeksis, después de todo, son quienes nos trajeron el Cristal Oscuro.  

Tal y como les ocurría a los gelfling, los españoles aceptan este sistema creyendo que los skeksis (los partidos políticos) velan por ellos y los defienden; cuando en la realidad lo que hacen los partidos de este régimen es llevar España a la ruina, alimentarse de nosotros (mediante la Agencia Tributaria) y absorbernos el alma (arrebatándonos la moralidad y la identidad mediante ideologías e «-ismos»).

Y así como les ocurría a los skeksis, las feroces ansias de poder de los partidos políticos están llevando a toda Thra a su perdición; pero eso les importa un bledo con tal de tener sus fláccidas barrigas llenas. Al igual que en la serie, los skeksis de España conforman una clase dirigente caduca, putrefacta, antinaturalmente mantenida con vida gracias a oscuras artes.

Todos los partidos políticos —así como los rapaces skeksis— aunque a veces se peleen entre sí, en realidad no son enemigos. Todos pertenecen al mismo colectivo, con intereses comunes en el fondo. Como vemos frecuentemente en la serie, todos los skeksis se sientan juntos alrededor de un macabro festín (las arcas del Estado) donde comen y beben con repugnante fruición. Los skeksis que dominan España están consensuados en no cambiar las reglas de ese juego, que es vivir por encima de los gelfling, manipularlos como quieren, y robarles la riqueza que producen.

Para los partidos políticos es impensable que exista posibilidad alguna de un mandato político basado en un contrato de representación real (¿un estúpido gelfling que pueda revocar y controlar a un skeksis? ¡Ni en un millón de trígonos!), ni tampoco que exista posibilidad alguna de separar los poderes (¿que los skeksis no pactemos entre nosotros para formar el Gobierno, ni controlemos las magistraturas? ¿Que sean los inferiores gelfling quienes elijan de forma directa y separada? ¡Ni un podling plantearía semejante disparate!).

Esta historia cambió cuando un gelfling desveló el terrible secreto: que el sistema político de Thra se basaba en una mentira y que los skeksis se alimentaban de los gelfling. Fue entonces anatemizado y perseguido por los gobernantes del Cristal Oscuro. Dirigiendo los medios de propaganda, los retorcidos skeksis hicieron creer a los gelfling que el disidente era un loco peligroso. De hecho, ¡ningún gelfling le creía al principio! ¡Todos le miraban con desconfianza y rechazo! ¿Cómo vas a cuestionar a nuestros amos? ¡Ellos quieren nuestro bien!

Pero ese disidente, valido de la luz y la verdad que irradia un espíritu generoso, unió a todos los gelfling en una insurrección heroica empuñando la Espada Dual (los dos principios de la democracia: la representación y la separación de poderes), hasta que logró convertir el Cristal Oscuro en el Cristal de la Verdad (una verdadera Constitución) que garantizó la libertad colectiva de todos los gelfling.

Nuestra libertad como pueblo exige que el vigente Cristal Oscuro sobre el que los skeksis basan su infausto dominio (nuestra pseudo-constitución) sea sustituida por el Cristal de la Verdad (una verdadera Constitución que garantice la representación política y separe los poderes). El cambio de sistema nunca puede venir de los skeksis, pues va en contra de sus festines y su antinatural existencia, ¡sólo nosotros los gelfling, la sociedad civil gobernada, puede hacerlo!

A todos los gelfling de Thra les digo: nuestra Madre Tierra padece y va camino al abismo. Dejemos atrás nuestras ínfimas diferencias de clanes y unámonos todos contra los manipuladores skeksis que nos han llevado a esta situación. El pueblo español debe lanzarse a conquistar la acción constituyente en las calles mediante plataformas civiles de fuerte oposición al gobierno, con el único fin no-ideológico de abrir un periodo de libertad constituyente y fundar, por medios pacíficos, una verdadera Constitución que vele por nuestra libertad colectiva y nos proteja de la tiranía.

Parecía «imposible» derrotar a los skeksis, pues su poder era inmenso y llevaban mucho tiempo dominando nuestras mentes gelfling. Pero la era de la resistencia ya ha comenzado. ¿Entresoñamos juntos?

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