¡Todos a la abstención!

La partidocracia busca atemorizarnos, dividirnos y enfrentarnos con ideologías especialmente controversiales (independentismo, socialismo, feminismo y toda clase de «-ismos») para mantenernos entretenidos, hablando «de algo» (a favor o en contra) mientras ellos literalmente se forran y nos dirigen como quieren. Mientras malgastamos nuestra limitada energía y atención en esas ideologías, ellos siguen arriba y nadie habla de eso. «Divide y vencerás». Las ideologías son los métodos que tienen para hacernos elegir un bando o trinchera sobre problemas que antes no teníamos, y hacernos así dependientes de la oligarquía partidocrática sin que la cuestionemos.

La clase dirigente hace pasar por relevantes tonterías sin sentido, como por ejemplo si es necesario o no dar un «sí» expreso antes de mantener relaciones sexuales (cuando tal vez ni nuestra propia madre lo dio al concebirnos); o si es necesario o no constitucionalizar las pensiones (como si ello fuese a garantizar que no se vacíen); o si es necesario o no liquidar España y fundar 17 mini-Estados en su lugar (¿a quién beneficia eso sino a la propia clase política que se multiplicaría en número y habría que mantener?).

Las cuestiones de este tipo son falsos dilemas. Si la clase gobernante no hablase de ello, ni los medios de comunicación a su servicio tampoco, serían cuestiones que en nada afectarían a los españoles, y nadie tendría la necesidad de discutir sobre ello. ¡Esto demuestra que son falsos problemas!

Si se piensa, los «problemas» que nos inocula la clase política en realidad no existían antes de que la partidocracia los inventase para justificarse en el poder y mantener al pueblo ocupado en rencillas estúpidas, tanto a favor como en contra. Los grandes medios de comunicación y propaganda necesitan constantemente «contar algo» para que el pueblo esté entretenido y no se dé cuenta de que el problema verdadero es sistémico: la ruina de España es la partidocracia y no otra cosa.

Una vez nítido el problema real, tras las cortinas de un humo tan negro como el corazón de los tiranos, la solución resplandece en el horizonte alumbrado, tímidamente, por la futura luminaria de la abstención activa.

La sociedad civil española sólo podrá derrocar a la oligarquía partidocrática con las armas de la abstención activa y el honor de la resistencia pacífica.

Pensemos en un 15M de la abstención, demandando concretamente que se voten a representantes por distritos y se separen los poderes. ¡La partidocracia temblaría!

Pero todavía no ha llegado el momento de la masiva acción abstencionaria porque al moribundo régimen le queda una última bala: Vox. La hidra partidocrática se ha cuidado de sacar a la palestra este nuevo tentáculo, como hizo en su día con Podemos en todas las televisiones, para absorber y canalizar el creciente descontento. El sector de votantes indignados tiene ahora su fe depositada en Vox para intentar que «cambie algo». Y cuando el sector indignado compruebe otra vez que todo seguirá igual, o incluso que iremos a peor (como ha ocurrido justamente con Podemos, que vino a «echar a la casta»), sólo entonces será el momento del reset; será el momento de la Rebelión Civil Abstencionaria.

Aunque aún no sea el momento de recolectar el néctar liberador de la flor abstencionaria, sí es la estación propicia para arar los hondos surcos de la representación técnica que, en la fresca alborada de la Libertad Constituyente, convertirá a la clase gobernante en servidores públicos.

La siembra de la RCA comienza por hacer exactamente lo contrario de lo que te ordenan desde las instituciones políticas y los medios de masas: si todos te piden que participes en las elecciones, ¡no votes! Si todos te exigen que te posiciones en los debates ideológicos, ¡señala las causas verdaderas!

Como seres humanos dotados de discernimiento y virtud, debemos fortalecer los corazones de quienes nos rodean con acciones nobles y heroicas que inmortalicen nuestro recuerdo. Es nuestro deber desarraigar a diario las malezas mentales que nos atan a la conducta inmoral reinante en la sociedad: si ahora todo el mundo participa en una falsa democracia, absortos en el miedo corruptor de las torres de la ideología, ¡sé tú el primero en romper el círculo vicioso! ¿Necesitas que todo el mundo se abstenga para hacerlo tú? ¡Alguien tiene que empezar para que los demás te sigan!

Empecemos hoy mismo, con logros inspiradores y dignos de mérito, a cultivar el sublime arte de darle la espalda al sistema.

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