Me rebelo, luego existimos.

Al inicio de este primer mes del año se cumplían 64 años de la muerte de mi más querido referente, Albert Camus. En reconocimiento a su labor, trayectoria y pensamiento, empiezo mi año con este escrito para presentar mis respetos, tanto a él, que me inspira, como a ti, que me lees, en servicio a la verdad y a la libertad, por ser las dos tareas que, según él, tienen todas aquellas personas que se dedican a escribir. Como regalo de año nuevo, te deseo un 2024 lleno de Rebeldía y la intriga suficiente para seguir leyendo y saber por qué.

Haciendo balance de mí 2023 y teniendo que elegir hablar sobre un tema para empezar con la divulgación, sería casi un delito no elegir escribir sobre la dignidad humana, por dos motivos esenciales: primero, porque se ha perdido la buena costumbre de tomarla como medida de todas las cosas, y segundo, porque me preocupa bastante haber aprendido este año pasado que, en realidad, hay más personas de las que me gustaría que no conocen su significado y le atribuyen un olor a ranciedad, cuando no directamente a dogma religioso. Creo que esa es la gran victoria de la ideología neoliberal sobre la sociedad actual; conseguir la impugnación de lo que, hasta ahora, significaban los derechos inherentes al ser humano y moldearlos a su conveniencia. Y no estoy dispuesta a aceptar esa derrota.

Y es que, casi por definición, no puede haber un movimiento de Rebeldía sin consciencia sobre la dignidad, de manera que, eliminando esa consciencia, eliminamos la posibilidad de una Revolución fruto de esa Rebeldía. ¿Pero qué es la dignidad?

Es la madre de la que nacen los derechos humanos y las garantías básicas de cualquier ciudadanía, de cualquier país. Y su hija primogénita es la libertad.

¿Verdad que, visto así, tiene mucho sentido que quienes, parece ser, están últimamente trabajando mucho para limitar esa libertad, se tomen la molestia en procurar que olvidemos quién o qué es eso a lo que llamábamos «dignidad»?

La dignidad es la individualidad extrema que nace de la toma de conciencia de la colectividad en su máximo esplendor, porque nace de la rebeldía de reclamar el respeto hacia la propia persona, al reconocerse e identificarse en los demás como dignos de respeto.

Pero si te deseo un 2024 de Rebeldía, no lo digo por decir. Le deseo Rebeldía a quien la necesita para hacer valer su dignidad y la ciudadanía española la necesita.

Necesitamos ser una ciudadanía Rebelde que diga «NO» alto y claro, pero no como renuncia, sino como límite y control a quienes tienen el poder, plantando cara, con nuestra dignidad en los dientes. Un «no» a la mentira y a la corrupción de una oligarquía que desprecia a la ciudadanía y nos convierte en cobardes y esclavos encadenados a miedos inútiles que no previenen de nada, cultivados en peligros inexistentes que alimenten la emocionalidad necesaria para el pastoreo de votantes. Un «NO» a sus pactos. Un «NO» a sus injusticias. Un «NO» a su partidocracia.

Deseo un 2024 Rebelde lleno de negativas que signifiquen «SÍ» al mismo tiempo, a través de la acción: «SÍ» al boicot para la verdad, lleno de iniciativas populares para difundir los verdaderos valores de la democracia. «SÍ» a la esperanza real, con motivos reales, puesta en el progreso real, no en un sistema ilusorio o idolatrías utópicas, sino una esperanza en la consciencia y en la cooperación para la conquista de la libertad política colectiva. Así, decía Antonio García-Trevijano, se dignifica la esperanza.

Necesitamos dejar de ser una ciudadanía Absurda que conociendo y deseando la libertad que le corresponde, aun teniéndola al alcance de su mano, por cobardía se mantenga bajo el yugo de los amos.

Seamos una ciudadanía Rebelde, que rechaza la humillación y pone límites marcando lo inadmisible, y eso solo es posible recordando lo que significa la dignidad como parte nuestra y colocándola por encima del resto de nuestras partes como nuestro bien más preciado. Convirtamos nuestra ciudadanía en todo un movimiento de Rebeldía, con mayúsculas, que levante a las personas individualmente en defensa de esa dignidad común que nos hace colectividad. Esa dignidad que nos hace Nación.

Como dije, te regalo un año nuevo lleno de Rebeldía y la pasión suficiente por la libertad colectiva, para seguir luchando ahora que ya sabes por qué.

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One thought on “Me rebelo, luego existimos.

  • el 6 de enero de 2024 a las 21:54
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    Interesante como siempre.
    Gracias por el artículo

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