Domingos de Acción Constituyente: 18 de septiembre de 2022.

Ayer se reunieron en la plaza muchos abstencionarios pletóricos de poder y esperanza. Su buen humor rebosaba una energía luminosa y de paz interna que —creedme cuando os lo digo— es la misma que acabará con la tiranía del 78; un Régimen Ominoso que se marchita como las desquebrajadas hojas del otoño que viene.

Con nuestra acción instigamos a que el pueblo español se alce cada domingo y tome las calles y plazas de todas las ciudades españolas. Que la Libertad Colectiva (la de todos) rompa revolucionariamente con las Cadenas Colectivas (las que nos pusieron a todos en el 78). Animamos a cada ciudad de España a ponerse en pie de guerra con las armas de la comprensión, la paz, las convicciones profundas y la virtud moral, esto es, sencillamente, comportarse con amor y respeto por todos, sin agredir ni dañar a nadie, y con coherencia entre nuestro sentir y nuestro hacer.

El Régimen del 78 se basa en lo contrario: la mentira, la inmoralidad, la incoherencia, la coacción y el odio y la cizaña entre los españoles. Entonces, una fuerza diametralmente contraria, empujada desde el pueblo gobernado contra el Régimen gobernante, derrumbará los viejos paradigmas de miedo y egoísmo que sustentan la organización política de nuestra nación.

El Régimen no sólo nos arrebata la luz encareciéndola cada mes en nuestras facturas, sino que nos la roba para que las masas sigan dormidas en su desplaciente sueño partidocrático. Para encender el faro de la Libertad Colectiva las consciencias todavía han de ser despertadas: iluminadas han de ser las oscuras cárcavas de la indiferencia, la desesperanza y el cinismo en que las mentes se hallan sumidas hoy, aunque tímidamente despertando…

En la plaza nos reunimos un buen puñado de camaradas: José, Joana, Carlos, Cuco, Luisa, Jaime, Álvaro, Antonio, Remedios, Vishnu y yo. Hubo algunos más que se unieron más tarde y otros que se fueron más temprano. En Cáceres, Murcia, Alicante, Barcelona y Madrid otros compañeros también se estaban manifestando.

Como anécdotas destacar a tres murcianos que se creían que la Junta Democrática era un partido político, y comenzaron a decir que todos son iguales y que sólo buscan el poder para «chupar del bote». Cuando fueron informados de que es una asociación cívica, que en realidad pretende cambiar el sistema para pueblo pueda controlar a toda la clase política y luego disolverse, se marcharon contentos de que «por fin exista algo así».

Curiosamente, otro hombre que pasaba también creyó que nos manifestábamos por un partido o facción estatal, y se fue diciendo que «todos son iguales» sin siquiera escucharnos ni dialogar. Cuán acostumbrados están los españoles a las divisiones en partidos… ¡pero cuán hartos están también de ello!

También se paró un señor mayor, muy amable, que decía haber ejercido de Notario. Aprovechando su profesión, le preguntamos su opinión sobre nuestro interés por la independencia judicial, y nos respondió que «es muy bueno que haya gente que lucha por ello, pero hay que contar con el propio aparato judicial, ya que gran parte de él está cómodo en el sistema político establecido…». Nos insistió en que debemos incidir ahí. En cualquier, caso todos y cada uno aquí pensamos: ¿qué clase de aberración es que las altas judicaturas estén en manos del poder político? Así es a estas alturas del conocimiento y la civilización… por increíble que parezca.

Vivimos en un Régimen aberrante y primitivo, una pesadilla distópica para el pueblo. Pero a pesar de que nos han robado hasta la luz por las eléctricas, lo que nunca podrán robarnos es nuestra capacidad para despertar.

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