Sábado de acción: 13 de agosto de 2022, Alicante.

Sábado 13 de un mes de agosto cruelmente tórrido. Esta vez preparamos el encuentro en una agradable terraza de La Zenia con el propósito de facilitar a los socios de las localidades cercanas la posibilidad de conocernos y crear lazos de confianza.

Nuestro omnipresente Rodri llegó puntual al encuentro, como siempre que se organiza alguna acción que nos dirija hacia la Libertad Política Colectiva (tan deseada por todos) y al florecimiento de la hegemonía cultural.

En un principio me entristeció ver a Rodri con aspecto cansado. Normal, teniendo en cuenta el tiempo empleado durante la semana previa para preparar el encuentro; estrujando minutos de aquí y de allá de su atareada vida laboral y familiar; llamando personalmente a los socios cercanos mientras sostenía a su bebé de cinco meses entre sus brazos; buscando información para encontrar un sitio adecuado que fuera cómodo para aparcar, si los compañeros a los que se ha convocado tienen que desplazarse unos pocos km, comparados con los 137 km que acaba de recorrer él.

Bastantes socios nos comunicaron su intención de participar pero el número 13 confirmó su mala fama, y a la mayoría les surgió imprevistos que les impidieron acudir. Es inevitable que te embargue el desánimo cuando pones tus ilusiones y esperanzas en un proyecto de vida para todos y el resultado no va en concordancia con el esfuerzo personal de unos pocos. Pero nuestro proyecto depende de personas que dan el 120% altruistamente y en igual medida de aquellos que valoran respondiendo, aunque sea mínimamente, a este esfuerzo.

Por esta razón agradezco tanto la presencia de Eduardo, Carmen y Renata. Hemos disipado los miedos de Eduardo (recién afiliado) a que fuéramos un grupo de fanáticos intolerantes o extremistas. También hemos conocido a Carmen, que por sus complicados horarios laborales difícilmente va a poder acudir a ciertas acciones, pero que apoya la causa aunque no sea tan activa como le gustaría.

Renata, nacida en Alemania, estaba feliz de haber podido acercarse con su patinete porque vive cerca. El no tener vehículo le limita la movilidad para acudir a algún acto que no esté cerca, pero eso ya no va a ser un problema gracias a Eduardo y a Carmen, que se han ofrecido a llevarla en el futuro.

Tres socios, que viviendo tan cerca no tenían conocimiento unos de otros, se han intercambiado teléfonos y se apoyarán mutuamente. No dudo en  afirmar que el encuentro ha sido un éxito.

La forma de agradecer a los Rodri, que luchan por nuestros derechos y libertades contra viento y marea, es hacernos presentes de una forma u otra. A mi juicio son héroes anónimos sin ápice de protagonismo que convierten una hora en 90 minutos, renuncian a la comodidad y trabajan para que tú, que me estás leyendo, y tus descendientes, no estén relegados a vivir una existencia de abuso y menosprecio.

Al despedirnos, se sube en su Batmóvil, pensando en los 137 km que le quedan por delante de peajes y con riesgo de tormenta y dice una última frase: «la causa merece el esfuerzo». Gracias a Renata, Carmen y Eduardo que hoy dan sentido a esta lucha, y gracias a los numerosos Robin que han hecho hueco permanente en su rutina de vida por la conquista de la Libertad Política Colectiva.

La belleza de una playa está en lo que se convierte un grano de arena al lado de otro mientras el mar embiste intentando ahogar la arena.

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