Domingos de Acción Constituyente: 27 de marzo de 2022.

Yo acudo por dignidad a la plaza cada domingo, para luchar contra en lo que pueda contra este sistema que es tiránico e injusto.

Aquello que es injusto debe ser combatido con las armas de la paz y la conciencia. No hablo de un deber legal o contractual, sino de un deber ético. No es ético permitir la injusticia. No es ético no hacer absolutamente nada por corregirla, cuando está en tu mano poder hacer algo.

En la plaza hemos estado 17 personas, ¡cómo crece la familia de libertadores! ¡Cada vez más deciden acompañarnos en esta noble causa! Entre los nuevos, que recuerde, estuvieron Andrés y su preciosa hija, Ignacio, Juan y un puñado de camaradas más. Y de los veteranos estuvimos Eliseo, Jaime, Juan, David, Luisa, Juanlu, Carmen, Paco y un servidor.  

Juan (nuestro Cicerón malagueño), nos volvió a deslumbrar con su oratoria:

Cuando terminó, Paco (nuestro Plutarco de Coín), le dijo: «Te salen las palabras sin pensarlo porque son verdad». Me gustó esa frase. La verdad es simple, y la verdad te sale sola del corazón cuando la nombras.  

Pero siendo verdad, y siendo tan atrayente (porque la verdad siempre lo es), ¿por qué la gran mayoría de la gente no se organiza? ¿Por qué somos los únicos que nos levantamos semana tras semana contra este régimen tiránico que nos lleva al desastre y nos sume en la oscuridad? ¿Por qué el pueblo español sigue en el letargo?

Dialogando con mis camaradas sobre las posibles causas, al final llegamos a lo que dijo en el siglo XVI Etienne de la Boétie, en su libro La servidumbre voluntaria:

Todos los pueblos se engatusan rápidamente a la menor dulzura que se les pase, como se dice, delante de la boca; y es cosa maravillosa que se dejen llevar tan prestos solamente con que se les adule. Los teatros, los juegos, las farsas, los espectáculos, los gladiadores, las bestias exóticas, las medallas, los cuadros y otras drogas semejantes eran para los pueblos antiguos cebos de la servidumbre, el precio de su libertad, los instrumentos de la tiranía. Este medio, esta práctica, estos atractivos tenían los antiguos tiranos para adormecer a sus súbditos bajo el yugo. Así, los pueblos atontados encontraban bellos estos pasatiempos, distraídos por un vano placer que se les pasaba ante los ojos.

¿No creéis vigentes las palabras de este filósofo? ¿No es esto lo que mantiene al pueblo dormido hoy en día?

Lo más preciado que tenemos y lo que nunca se nos devuelve (el tiempo), se malgasta en diversiones vanas que no aportan nada edificante a nosotros mismos ni a la sociedad. El placer es necesario, pero en su justa medida. Excedernos en ello nos vuelve perezosos, entierra nuestro potencial. Dedicar gran parte de nuestro tiempo a vanos entretenimientos hace que se nos escape el significado de estar vivos. Nos vuelve seres narcotizados, evadidos de la realidad, sombras de nosotros mismos, alejados de nuestra esencia luminosa e iluminadora.

Dedicar tu tiempo libre en exclusivo al ocio personal, sin dedicarle nada a tu deber ético que tienes con la sociedad para mejorarla, te convierte en una marioneta del poder dominante. Te vuelves una persona inconsciente, indolente, sin atisbo de ética ni de excelencia… es decir, te conviertes en el siervo perfecto.  

Pregúntate entonces: ¿qué tienes que hacer un domingo por la mañana que sea mejor que promover la caída histórica de un sistema injusto y abusivo, alumbrando un paso más hacia el desarrollo de la conciencia colectiva de la humanidad?  

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