No voy a votar: rompo la rueda del hámster.

En las votaciones del 28M voy a romper mi voto. Por dignidad, no participo en algo que sé que es falso y sucio. Yo no participo por autoestima propia, porque no es ético contribuir voluntariamente a un régimen corrupto y que es el germen de todos nuestros males políticos de España.

Porque da igual el partido que sea, este sistema le confiere todo el poder a las camarillas de los capos dirigentes. Es un cheque en blanco para los políticos. Dar carta blanca a alguien para que haga lo que le venga en gana contigo no es representación, todo lo contrario, es sumisión ante ese alguien. ¿Cómo podría perdonarme participar en mi propia sumisión?

Por eso, este régimen no representa al votante: lo somete. Lo somete y lo chantajea con el miedo. Ay el miedo… Porque como al votante le da miedo a que gobierne otro partido, entonces vuelve a votar los siguientes 4 años haga lo que haga el suyo. Y así sucesivamente, como en una cruel rueda de hámster de la que es imposible escapar.

Correteando en la rueda, parecemos ratoncillos asustados en el carrusel del nunca acabar. A unos ratoncillos les da miedo PSOE-Podemos (véase los «rojos», inmigrantes, etc.) y por eso creen que votando a PP-Vox podrán evitar que gobiernen. Y a otros ratoncillos les da miedo PP-Vox (véase los «fachas», franquistas, etc.) y por eso creen que votando a PSOE-Podemos podrán evitar que gobiernen. Y así 4 años, y otros 4 años, y otros 4… encerrados para siempre en la jaula del sistema.

Pero yo me paro a pensar y concluyo: esas cosas que le dan miedo a los ratoncillos son irreales. Todo ese «miedo» es una farsa en el fondo.

Porque al final, cuando realmente gobiernan unos u otros, no deshacen lo que hicieron sus supuestos «adversarios». Por ejemplo, en Madrid tenemos a Ayuso que no deroga las Leyes de género; el PSOE-Podemos tampoco deroga la Ley mordaza, ni la reforma laboral del PP; y Vox en Castilla y León lo primero que hace es aumentar el gasto y el número de cargos políticos. Si es que se los ve venir a todos…

Y no sólo hacen lo contrario de lo que dicen, sino que todos los partidos al final deben hacer lo mismo exactamente, porque las órdenes les vienen «de arriba». Modelo productivo, moneda, inmigración, sanidad, educación, política exterior… todas las grandes cuestiones de relevancia tienen su marco ya delimitado por orden de la UE y la OTAN, por lo que al final, en lo esencial, no importa quién gobierne. ¡En qué gran mentira vivimos!

Así las cosas, me impresiona cómo mucha gente adulta e inteligente sigue creyendo en las promesas de los políticos. Confían en estafadores, mafiosos y vende-motos profesionales. Yo esto sólo me lo explico con el miedo al que aludí antes. El miedo te rebaja, el miedo te impide pensar con claridad, y deja a la persona a la altura de un ratoncillo tembloroso, a merced de los farsantes que le prometen seguridad.

¡Y así siguen los ratoncitos asustados en la rueda dando vueltas y vueltas! ¡Corre que te corre, vota que te vota!

Pues ya se acabó. Me salgo de la rueda. ¡Ya no tengo miedo! De ratón pasaré a ser humano. Y como ya no me da miedo quien gobierne, me permito ser una persona íntegra, no un roedor, apocado y sometido por el miedo. Como ser humano digno y valeroso, me levanto frente a este gran engaño.

¡Yo rompo la rueda del hámster!

Ahora que estoy fuera, sí que puedo elegir de verdad. Porque en estos comicios, la única elección posible es no votar. Las llamadas «elecciones» no son elecciones, porque los candidatos ya han sido elegidos previamente por las listas del partido, y porque, en lo importante, todo ya ha sido previamente elegido por los dictados de la UE y la OTAN. Todo está prefabricado, atado y bien atado. En consecuencia, si cuando votas no eliges nada… ¡lo único que sí puedes elegir es no participar!

Este 28 sí voy a elegir. Elijo ir el día de las votaciones a mi mesa y romper mi voto en señal de protesta. Este gesto de rebeldía elegante es el verdadero «voto útil» y lo que más sirve:

1. Me sirve primero a mi dignidad como persona, lo cual ya es suficiente por sí mismo, y

2. También sirve a mi colectivo: conciencio a los demás de la verdad de esta falsa democracia, y cada vez somos más los que nos salimos de la fatal rueda de hámster.

¿Y qué ocurrirá cuando todos esos ratones que quedan todavía atrapados recobren su humanidad y se planten firmes frente al sistema establecido? ¡Tiemblen los poderosos ante las jaulas abiertas!

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