No votar: la Kryptonita de la PARTIDOCRACIA.

Uno de mis héroes de cómic cuando era niño era Superman. Me encantaba sumergirme en la ficción del personaje, ver cómo tenía el superpoder para acabar con las injusticias de los villanos; no había dificultad ni distancia para mi héroe vestido con malla y capa. Pero sólo la radiación de un mineral llamado Kryptonita debilitaba a Superman. Ante este insólito material, conocido por pocos, los poderes del personaje se mitigan de modo paulatino… y si la exposición es prolongada, lo matará. El conocimiento de su vulnerabilidad, por parte de sus adversarios, era una amenaza para acabar con la superfuerza que le hacía indestructible.

Utilizaré este cómic como símil de la realidad política en España. Parto del hecho claro de que, desde hace más de 45 años, una oligarquía de partidos se apoderó del Estado mediante la traición y el engaño a la Nación española. Los oligarcas se repartieron el poder del franquismo, haciendo creer a los españoles que con la falsa Constitución del 78 venía la «democracia», cuando, en realidad, se instauró una oligarquía: un Estado de partidos donde mandan los partidos, los partidos se reparten el poder, y el pueblo sólo puede refrendar cada 4 años las listas que ellos ya han dispuesto… y mientras tanto, años de obediencia y silencio para el pueblo…

La gran historieta continúa hoy. Después de 45 años de partitocracia, desde el poder nos han adoctrinado con que tenemos la «obligación» de tener que ir a votar, porque «votar es democrático», y porque vivimos en una «democracia». 

¡Qué parodia de democracia nos han vendido! ¡España es una democracia de tebeo! ¡Pura ficción de cómic! Pero algunos españoles todavía se creen el cuento…

Nos cuentan una y otra vez la patraña de que el voto es un «deber cívico». Qué constante martilleo… Pues no, para nada es un «deber», y mucho menos «cívico». El voto es un derecho político. Y como derecho que es, supone una facultad dispositiva, y tanta fuerza tiene el que lo ejerce como el que no lo ejerce.

Y esto la clase política lo sabe perfectamente. Por eso piden que se vaya a votar, para que con la participación, con la fuerza del voto, el Régimen partidocrático del 78 se afirme, fortalezca y se perpetúe. Y para evitar lo contrario: que con la falta de participación el Régimen se empiece a cuestionar, se debilite, y termine por extinguirse.

La clase política necesita el poder que les proporciona el voto para legitimar sus acciones corruptas. Para seguir traficando, engañando y robando al pueblo sin consecuencias para ellos. Por eso, cómo decía Trevijano:

«Yo pienso y sostengo que cuando un ciudadano no puede votar con la seguridad de que no se traficará impunemente con su voto y éste es inútil para sus intereses, no debe de votar. O mejor: debe No votar. Esto es lo que enseña el sentido común. Eternamente.»

Una alta abstención da pavor a todos los políticos y a todo el Régimen que vive del cuento. La abstención es un tabú. ¿No os habéis fijado en que nunca se habla de ella en los grandes medios de comunicación y en los análisis de los resultados?

No quieren señalar que en las votaciones pasadas sí que hubo un claro ganador de los comicios: los que no votaron. Este sector de la población fue el 33,77% del electorado, nada menos que 12.493.664 españoles. Mientras que el partido más votado, el PSOE que hoy nos gobierna con férula de hierro, sólo se llevó 6.792.199 votos.

La abstención consciente, el No votar, consiste en no darle poder al sistema partidocrático. La abstención debilita a la clase política: es la Kryptonita para desautorizarlos a todos y debilitar el sistema entero. Sin  el generador de energía de la votación, este Estado de partidos opresor comenzará a apagarse.

Los políticos que ahora, en apariencia, son mastodontes invencibles, sólo sucumben cuando el pueblo les da la espalda. La Kryptonita de todos ellos es que no se vote, que muy poca gente los apoye. Dejarlos solos.  

La deslegitimación se produce cuando hay una abstención muy superior al 50%. Y no se me acuse de ingenuo: esa abstención por sí sola no hace que el Régimen cambie, así como la  Kryptonita no vencía automáticamente a Superman, sólo lo debilitaba. La Kryptonita primero debilita Superman, y luego es necesaria una acción decisiva para vencerlo. Antes de debilitarlo con la Kryptonita, es imposible ganarle.

De igual modo, esa gran abstención, la Kryptonita de la partidocracia, es un primer paso imprescindible para, posteriormente, propinar el leñazo decisivo que tumbe al coloso de una vez por todas; que el Régimen del 78 por fin caiga y la Libertad Colectiva del pueblo brote como un manantial de agua nueva.

El puñetazo que derrote al Leviatán —previamente muy debilitado por la constante exposición a la Kryptonita abstencionaria—, será una acción colectiva, civil y pacífica, con el pueblo en las calles y en huelga, exigiendo a la clase política que abra un periodo de Libertad Constituyente, tras el cual, previa deliberación pública, se instituya la separación de poderes y la representación política real del ciudadano… Así, entonces, habrá en España una democracia verdadera, y nos dejaremos ya de historietas y ficciones partidocráticas.

Exijamos la democracia verdadera, por tanto, ¡dejemos hoy de votar! Conservemos nuestro poder, y preservemos nuestra dignidad de no participar en un engaño, para comenzar a exponer al sistema a su Kryptonita. Una exposición prolongada al final lo matará, y entonces empezará una nueva era de Libertad Política Colectiva para la Nación española.

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