¿Internet nos esclaviza o nos libera?

Los mass-media, o medios de comunicación masiva, son plataformas utilizadas para difundir determinadas informaciones. Esta difusión tiene como fin bloquear la búsqueda de la verdad y la confusión del receptor, para que adopte esa información como verdad, y que siga bajo el letargo de la pastilla azul.

Las plataformas más usadas son la televisión, la radio, la prensa, internet, las redes sociales, el cine y los centros educativos (centros de esclavización mental).

Los mass-media difunden mensajes a una amplia cantidad de personas que se encierran en bucles, que encierran a los usuarios en cámaras de eco sin salida a la realidad. Esta información manipulada logra manipular al individuo y el mundo que construye, para posicionarlo a favor de determinados intereses.

¿En qué medida nuestra visión de las cosas y nuestro comportamiento están condicionados por las noticias falsas de la televisión, las redes sociales y la mensajería telefónica (Whatsapp o Telegram)?

Todos estos estímulos adoctrinan al individuo salvo que haya tomado la píldora roja. Su arma es el cuestionamiento de la realidad bajo el tamiz de la inteligencia y la perpetua expansión y perfeccionamiento de su conocimiento. El que se libera es un esforzado héroe que busca la verdadera causa de las cosas, quien lucha por liberarse y persigue la Luz imperecedera del conocimiento, es decir, del Bien Supremo o la Inteligencia Suprema que ordena todas las cosas tras los velos intangibles de la materia.  

Los mass-media influyen terriblemente en la sociedad actual. Moldean las actitudes de los individuos que son constantemente bombardeados con la información funcional al sistema y con sucesivas imágenes de ídolos a imitar. Mantienen sujetos a unos esclavos que la mayor parte del tiempo adoran sus cadenas (aman la opresiva seguridad), pero que, en algunos fugaces instantes, sospechan que hay algo más… y lo desean.

La pregunta es entonces: ¿existen entre los mass-media conocimiento real? ¿Pueden ayudar a liberarnos de nuestras cadenas?

Si bien descarto la prensa y la televisión de masas, es cierto que en las redes sociales hay muchos que han tomado la pastilla roja y están volviendo a la Caverna —contra viento y marea— por amor a la libertad de sus semejantes y para ayudar a liberarlos. Digo ayudar porque considero que en ningún caso hay que hacerle el trabajo del despertar a otra persona.

Si dedicamos excesivas horas a las redes sociales, nos distraemos de nuestras ocupaciones y podemos llegar a desarrollar una cierta dependencia. Es una cadena más. Sin mencionar que el mal uso de estas tecnologías puede incidir en el desarrollo emocional y social humano: puede aislarnos, fanatizarnos o incluso sumirnos en procesos depresivos. También nos hacen propensos a faltar al respeto al otro, ya que nos comunicamos con el prójimo de forma anónima, y el otro a su vez nos desprecia escondido bajo su propio anonimato. ¡Qué toxicidad!

Se crean además sorprendentes escenas: cuando un grupo de personas mantienen una reunión presencial en torno a una mesa, sentados en silencio, pero cada uno está pendiente de su propia pantalla móvil. De este modo se desvirtúa una comunicación grupal saludable y reconfortante y aumentan las relaciones superficiales.

Al evitar el contacto físico con otra persona, se pierden los hábitos de darse la mano, abrazarse, mirarse a los ojos… y se deshumanizan las relaciones interpersonales. Se evita el contacto humano real para conectarse con el seguro e irresponsable anonimato de la virtualidad. Es una forma de esclavitud.

Es conocido que, en los seres humanos, el vínculo de apego se crea en las primeras relaciones sociales familiares y continúa hasta la adultez. Es el modo que tiene el individuo de vincularse con los demás. Las relaciones que tienen lugar con una pantalla de por medio no son útiles para generar el apego seguro que se asocia a la necesidad inherente del ser humano a agruparse para sentir bienestar.

Es por ello que los mass-media tienden a deshumanizar y volvernos máquinas. El excesivo uso de la máquina te vuelve maquinal y absorbe tu humanidad. Los mass-media sólo deberían ser empleados como efímeras chispas en nuestra singladura de liberación para contactar con otros héroes que quieren liberarse.

La liberación nos la brinda las relaciones reales y significativas con quienes nos rodean. Vale más una discusión honesta y profunda de ideas con amigos en persona, a estar debatiendo en Internet con desconocidos sólo para tener la razón. Vale mucho más el estudio de los grandes libros y pensadores en completa soledad, que el estar comentando y parloteando infinitamente sobre las noticias a lo largo del día. 

Internet nos hace posible el acceso a la información, pero puede atraparnos. Es la Esfinge cuyo enigma debes de superar con tu mayor inteligencia, o de lo contrario te devorará. ¿Cómo ser más inteligente que la Esfinge? Siendo más humano: acudiendo a Ella sólo para obtener sabiduría, sin dejar que esa búsqueda te vuelva maquinal y una peor persona en tu día a día.

Evitemos el mundo ficticio poblado por avatares insustanciales y sin alma, y prestemos atención al mundo verdadero, aprendiendo de la búsqueda que ya nos dejaron muchos sabios en sus obras; y de la búsqueda que otras personas comparten honestamente con nosotros en nuestra vida, mediante relaciones humanas reales, únicas y significativas.

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