FC Barcelona: Franquista y buque insignia del separatismo.

Identificar la historia del Real Madrid como equipo del gobierno en tiempos de Franco es pura leyenda negra extendida principalmente por el barcelonismo, quien debería mirarse más su historia por estar más relacionada con el régimen de Franco. Hablan los que más tienen que callar.

 El equipo madrileño preferido por el gobierno franquista fue el Atlético Aviación, quien integró al Atlético de Madrid tras la guerra, y al cual le fue muy bien durante los primeros años de la dictadura. Si el Real Madrid fue apoyado por el franquismo en algún momento, fue porque se había convertido en un club muy importante a nivel mundial después de ganar las copas de Europa y de tener consecuentemente un notable reconocimiento internacional. El franquismo lo utilizó internacionalmente a partir de entonces como una insignia de España.

Pero para llegar hasta ahí el Real Madrid estuvo 14 años de franquismo sin apenas ganar nada, con un equipo tras la guerra que tenía a numerosos jugadores exiliados, que había hecho algún guiño al régimen republicano al ponerse la banda morada en el escudo en el año 31 y que sus últimos presidentes, en plena contienda, habían sido republicanos del partido socialista Rafael Sánchez-Guerra y Juan y José Vallejo González, y del partido comunista el coronel Antonio Ortega.

Rafael Sánchez-Guerra fue detenido en 1939 junto a su camarada Julián Besteiro en Madrid. Permaneció 26 meses en diferentes prisiones de la geografía española (Madrid, Cuéllar o Puerto de Santa María) y no llegó a cumplir totalmente su condena por serle esta conmutada. En 1946 pasó a Francia clandestinamente y fue nombrado ministro sin cartera del gobierno en el exilio presidido por José Giral.

Juan José Vallejo González fue detenido en 1939 por las tropas rebeldes, y hecho prisionero pasando por varios campos de concentración en Rota, Cádiz, etc. Pasó también cárcel en Sevilla, aunque no cumplió condena, ya que logró escapar de prisión con un grupo de compañeros, pues la condena a muerte era segura, como oficial del ejército republicano que era. Carlos Vallejo fue nuevamente detenido en 1970, y 71, y torturado (estuvo a punto de morir a consecuencia de las torturas) y encarcelado por su lucha durante la clandestinidad. Había destacado por su labor organizando el sindicato Comisiones Obreras ya en 1969 y estuvo exiliado en París en 1972 y posteriormente en Roma.

El coronel Antonio Ortega fue uno de los culpables de la desaparición, tortura y asesinato de Andrés Nin, el célebre líder del POUM que se había escindido del PC. Ortega fue capturado en Alicante en 1939 por las tropas franquistas y condenado a la pena capital mediante el garrote vil.

Tras la guerra, este club fundado por dos catalanes (los hermanos Padrós), tuvo que reconstruirse sin ayuda del régimen y con buena parte de su plantilla exiliada. Los presidentes que fueron elegidos por el club para llevar a cabo semejante hazaña fueron Adolfo Meléndez y Antonio Santos Peralba. Tras éstos llegaría el presidente más importante del club: Santiago Bernabeu. El club merengue ganó su primera liga durante la dictadura en 1954, tras el fichaje de Di Stefano. Este fichaje fue una excelente operación del presidente, y sobre todo de su mano derecha Saporta, quien aprovechó la torpeza, la impaciencia y la soberbia de la directiva del FC Barcelona para hacerse con el aún no muy conocido jugador del River Plate, pero a quien pagaba el Millonarios de Colombia. Nada tuvo que ver el franquismo con este fichaje.

Sin embargo, el FC Barcelona sí que tuvo presidentes que han pertenecido al régimen franquista. Por ejemplo, el que fuera presidente del Barcelona entre 1968 y 1969, Narciso de Carreras Guiteras, quien estuvo en la directiva presidida por el burgués, empresario del textil catalán, Enric Carreto, y obró en el fracasado fichaje de Di Stefano. Narciso era miembro del partido de ultraderecha de Cambó, la Lliga Regionalista (fue secretario personal de Cambó) cuyos miembros terminaron por integrarse en la dictadura franquista (el partido CiU, que hoy ha sido sucedido por Junts per Catalunya, fue sucesor del entorno catalanista de Cambó), llenándola de procuradores de las cortes franquistas durante el régimen y de dirigentes en todo tipo de cargos en Cataluña, estableciendo un vínculo entre el régimen y la burguesía catalana. De hecho, el mismo Carreras fue presidente de La Caixa. Éste creó el lema del FC Barcelona “més que un club”.

El FC Barcelona fue el mejor equipo durante la primera etapa del franquismo y el que mejor cartera tenía. Franco intervino en el fichaje de Kubala para el Barcelona, como probablemente lo hiciera en el de Puskas para el Real Madrid. Fueron simples jugadas de política internacional para quitarle al bloque soviético dos de sus estrellas, de aquella gran selección húngara, y “apuntarse el tanto” de que España sería un país de libertad al que huían del comunismo soviético.

Pero los primeros presidentes del FC Barcelona en la dictadura fueron puestos por el propio régimen franquista, concretamente por el General Moscardó, quien ocupó en 1938 la presidencia del Consejo Nacional de Deportes y en 1941 el puesto de delegado de la Delegación Nacional de Deportes de FET y de las JONS. El primero fue el franquista Enrique Piñeyro (Marqués de la Mesa de Asta), quien luchó en el bando sublevado y se convirtió en ayudante de campo del General Moscardó. También fue puesto por el franquismo su sucesor, el también aristócrata y burgués catalán, José Antonio de Albert Muntadas (III conde de Santa María de Sans y II barón de Terrades y propietario de la histórica empresa fabril catalana La España Industrial). Su sucesor fue nuevamente puesto por el régimen, un catalán militar que luchó en la guerra a favor de Franco acompañando al general Moscardó, José Vendrell Ferrer.

El presidente del FC Barcelona desde 1946 hasta 1953 (también elegido directamente por el régimen franquista), otro burgués catalán miembro de una saga de empresarios textiles que heredó Industrial Montalfita SA, Agustín Montal Galobart, en un alarde de euforia tras ganar la copa del Generalísimo, improvisó la entrega de una insignia y brillantes que el propio Montal llevaba en la solapa y se la puso a Franco. Su hijo, Agustí Montal Costa, condecoró al caudillo dos veces más, esta vez no improvisadamente; tras finalizar la construcción del nuevo pabellón polideportivo en 1971 y por motivo de los 75 años de la entidad blaugrana en 1974. La condecoración tras la construcción del polideportivo se debió a la subvención que Franco otorgó al FC Barcelona de 45 millones de pesetas a fondo perdido para construirlo. El régimen franquista ya había ayudado directamente al FC Barcelona dos décadas atrás de manera similar, recalificando los terrenos para hacer el Camp Nou. En su inauguración, Franco fue nombrado presidente de honor.

Otro dirigente del club blaugrana que fue franquista, en su caso miembro del Movimiento Nacional, y el primero elegido por votación (no falta de irregularidades) de los socios del club durante la dictadura, fue Francesc Miró-Sans Casacuberta (también burgués procedente de la industria textil catalana), que presidió el club de forma discontinua entre los años 1953 y 1961.

Pero el victimismo, muy común en estos tiempos, se convierte en un arma de poder donde los poderosos no dudan en utilizarla creando falsos mitos y falsos agravios comparativos que los victimizan. El victimismo es hoy un arma de poder. En la época contemporánea, ser víctima es una virtud política. La oligarquía catalana lleva siglos controlando gran parte de la política e información en España. Con un relato donde ellos son víctimas de Madrid, se han conseguido salir siempre con la suya, esquivando siempre que se les identifique con el poder en España. La realidad es que la política española siempre estuvo al servicio de los intereses de la oligarquía catalana como pasó con el proteccionismo arancelario beneficioso para su industria relatado en 1838 por Stendhal en Memorias de un turista:

 «Cabe señalar que en Barcelona predican la virtud más pura, el beneficio general y que a la vez quieren tener un privilegio: una contradicción divertida. El caso de los catalanes me parece el caso de los maestro de forja franceses. Estos señores quieren leyes justas, a excepción de la ley de aduana, que se debe hacer a su gusto. Los catalanes piden que todo español que hace uso de telas de algodón pague cuatro francos al año, por el solo hecho de existir Cataluña. Por ejemplo, es necesario que el español de Granada, de La Coruña o de Málaga no compre los productos británicos de algodón, que son excelentes y que cuestan un franco la unidad, pero que utilice los productos de algodón de Cataluña, muy inferiores, y que cuestan tres francos la unidad. Con esta excepción, esta gente son de fondo republicano y grandes admiradores del Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau. Dicen amar lo que es útil y odiar la injusticia que beneficia a unos pocos. Es decir, están hartos de los privilegios de una clase noble que no tienen, pero quieren seguir disfrutando de los privilegios comerciales que con su influencia lograron extorsionar hace tiempo a la monarquía absoluta. Los catalanes son liberales como el poeta Alfieri, que era conde y detestaba los reyes, pero consideraba sagrados los privilegios de la nobleza.»

El relato de Stendhal confirma la política proteccionista que creó el Real Arancel General de entrada de frutos, géneros y efectos del extranjero de 1826. Durante este siglo fueron también proteccionistas, y beneficiosas para la industria textil catalana, la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas (1882) y el Arancel Cánovas (1891).

En el siglo XX es muy conocido el Arancel Cambó (1922), que estuvo vigente hasta 1959 cuando llegó al franquismo una política más liberal y librecambista protagonizada por los llamados tecnócratas que desencadenó uno de los mayores periodos de esplendor económico en la historia de España. La actividad política de Francesc Cambó i Battle se desarrolló en el catalanismo inspirado por Enric Prat de la Riba, ambos partidarios de la intervención en la política española. Este catalanismo por donde se vehicularon políticamente los intereses de la burguesía catalana durante la primera mitad del siglo XX, se afianzó con la Lliga Regionalista en 1899 donde Cambó llegó a ser su principal figura.  Reconocía Cambó en los años 30 en sus memorias que los catalanes hemos sido siempre muy hábiles manejando los arancelesy defendiendo nuestros intereses. A veces, hasta las defensas que hemos impulsado han sido exageradas y, por tanto, perjudiciales e injustas”.

Tras el estallido de la guerra civil española, Cambó manifestó su adhesión al bando sublevado junto con los principales dirigentes de la Lliga Regionaista. Se constituyó en París en 1936 una Oficina  de Prensa y Propaganda a favor del bando sublevado y financiada inicialmente por Cambó. También muchos miembros de la Lliga Regionalista formaron parte del Servicio de Información del Noreste de España, estableciendo una red importante de espionaje en Cataluña. También participaron en Radio Veritat que emitió desde 1937 propaganda del bando sublevado en catalán y español. Tras la victoria, muchos miembros de la burguesía catalana y de la Lliga Regionalista catalana pasaron a ocupar importantes cargos en el Franquismo.

La vinculación de este sector ideológico y económico catalán con el poder en España ha sido tan importante como que ha sido determinante en la historia española de los últimos siglos. Desde su vinculación con la esclavitud y otros negocios en las provincias de ultramar, hasta la propia industria textil o las finanzas de las que han sido dueños en la península, siempre han influido de manera decisiva en Madrid al mismo tiempo que se victimizaban por la supuesta represión que se les hacía desde la capital de España con el gobierno español establecido allí. La propaganda ha sido siempre que Madrid es quien los oprime, y la realidad es que ellos siempre han controlado Madrid.

La influencia que ha tenido la oligarquía catalana en el gobierno de España es uno de los mejores ejemplos de que cuando no hay libertad política, el poder cae en manos de poderes económicos. El nacionalismo catalán en España nació, y así se mantiene, como un mero instrumento de chantaje al gobierno de España. El oportunismo político es una constante en la burguesía catalana como el que Cambó practicó cuando en un primer momento reclamaba una autonomía catalana, precisamente con un oportunismo implícito en su lema «¿Monarquía, República? ¡Catalunya!», y unos años más tarde abandonó debido al clima social de las crisis de 1917 en España, llegando a apoyar la política represiva del gobierno español, y siendo la Lliga colaboradora de éste sirviéndose del Somatén. Años más tarde, la dictadura de Primo de Rivera, apoyada por la Lliga, extendió este aparato parapolicial por toda España, utilizándolo como símil de las camisas negras del fascismo italiano.  

El españolismo ha ido y venido en Cataluña según las circunstancias. Tras la pérdida de las provincias de ultramar, la burguesía catalana abrazó el nacionalismo catalán de inspiración romántica que se había creado unas décadas antes, pero, durante todo el siglo XIX, la política proteccionista se defendía con el más alto patriotismo español. Tras varias idas y venidas a principios del siglo XX, con la dictadura de Franco, vuelve al españolismo. Tras la muerte de Franco, el régimen postfranquista se sirvió del antifranquismo para disimular su origen franquista y así facilitar su “homologación política a Europa”. Numerosos alcaldes y otro tipo de cargos políticos en el franquismo pasaron a formar parte del partido CiU. La leyenda de que el Real Madrid era el equipo de Franco crecía a medida que se olvidaba la vinculación de los nacionalistas catalanes con el Franquismo, hasta el punto de que en su oportunista separatismo, éste está más idenitificado en la sociedad con el antifranquismo.

El FC Barcelona, efectivamente, es más que un club, es un buque insignia del catalanismo, y precisamente del poder económico de Cataluña que sirve para introducir a éste en la cultura política del pueblo español, vinculando a la izquierda social con la causa catalana. Las llamadas dos Españas se han llegado a identificar en el binomio Barça-Madrid en esta sociedad del espectáculo y de hinchada, donde al Barça se le ha identificado, ridículamente, con la izquierda y al Real Madrid con la derecha. Pero los hechos que hoy se empiezan a conocer de que el club culé ha comprado al poder arbitral para tener arbitrajes ventajosos, ponen en peligro el fututo de este buque insignia de la burguesía catalana. Un club que necesitaba la victoria y la gloria para proyectar la causa catalanista internacionalmente, hoy no puede permitirse la ruina de la que está muy cerca porque eso supondría la caída del enorme mito que han creado, y al fin y al cabo, la caída de sus armas de poder. Es muy probable que la aún fortaleza política del catalanismo salve sus buques insignias y sus armas de poder con su influencia política y mediática, y se continúe con este bucle político de prebendas, privilegios, desigualdad y servidumbre si los ciudadanos españoles no se despojan de sus dogmas políticos y sociales que impiden la realización de libertad política.

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