La aplicación del mito de la caverna en nuestro día a día.

En mi anterior artículo les hablé del mito de la Caverna. Ahora lo aplicaré al momento actual y descubriremos similitudes que les pueden cambiar su perspectiva del mundo hoy. La  actualidad del mito es a veces casi más desconcertante que cualquier otro pensamiento inmortal, de hecho, ciertas dinámicas actuales siguen siendo iguales en nuestro día a día.

El mito es funcional para comprender el significado de la diferencia entre el mundo de las ideas y el mundo sensible, entre doxa (opinión, creencia, conocimiento aparente) y episteme (conocimiento exacto,  cierto e incontrovertible). Distinguir entre ciencia y creencia es importantísimo en nuestro mundo de hiper-información.

En efecto, si analizamos nuestra sociedad, la opinión común suele estar impregnada de falsedades, propaganda y mentiras (doxa). Bastaría pensar en el tema de plena actualidad de las fake news: esas falsedades revestidas de verdad que influyen en la opinión pública y conducen a la producción de una categoría de falsedades que, sin embargo, sirven de fundamento a la construcción de la experiencia sensible de muchos. Los medios de comunicación y las redes sociales tienen el increñíoble poder de construir nada menos que el mundo real para millones de seres humanos. Un mundo real que en realidad es falso.

En general, hoy en día, la opinión común impregnada de mentiras produce el efecto paradójico de hacer parecer locos a los que dicen la verdad, o a quienes tratan de demostrar la falta de fundamento de ciertos dogmas.

Veamos cómo se revive el mito en las producciones artísticas contemporáneas, y por qué su recreación es importante para comprender nuestras dinámicas comunicativas sociales.

1. El mito de la caverna y la literatura.

El renacimiento del mito en el panorama literario en clave moderna es proflífico y vasto. Parece ser una inclinación casi obsesiva en el subconsciente de muchos artistas actuales.  Esta corriente çincluye la producción de Pirandello (Giàula descubre la luna y otras novelas cortas), las obras del escritor Samuel Barclay Bechett (Premio Nobel 1969), la novela La caverna del escritor portugués José Saramago (Premio Nobel 1998) y otras muchas obras.

Reseñaré por ejemplo la evidente reinterpretación del mito en la referida La caverna de José Saramago. A medida que se desarrolla la historia, las falsas verdades llegan desde el Centro, una cuidad-centro comercial, a la que es fácil asociar nuestro mundo consumista, que lleva a la sociedad a verse eclipsada por las imágenes publicitarias que ocupan el lugar de las sombras del mito de la caverna. Saramago desarrolla la trama mostrando como que es casi obligatorio entrar en el Centro para el protagonista; del mismo modo que, en la actualidad, no podemos escapar de la vorágine del consumo, y permanecemos ensombrecidos y  turbados por el sistema. El final ofrece ideas muy interesantes para razonar y analizar nuestro mundo.

2. El mito de la caverna y el cine.

La serie de películas de ciencia ficción Matrix están ambientadas en los años 2190, en un mundo dominado por las máquinas donde los humanos son utilizados como combustible.

Neo es el famoso protagonista de Matrix que sale de «la caverna» y descubre el engaño en el que vivía. Se parte de una idea base: la vida que vivimos ¿es real o ficticia?

El mundo de Matrix en el que Neo está inicialmente inserto es un mundo ficticio creado en la mente de los humanos, que en realidad son encadenados en una simulación. El protagonista cree habitar en un mundo real donde todo parece ser normal en su vida, hasta que aparece Morfeo (significa forma en griego antiguo. Es el dios de los sueños), que le muestra la verdadera realidad de las cosas, y descubriéndole a Neo la mentira donde antes vivía.

Tanto en la caverna, como en Matrix, los personajes comienzan viviendo acostumbrados en un mundo que ellos creen real. Se acostumbran a sobrevivir como personas que se creen libres, pero que son esclavos que viven en un mundo irreal, ignorando por completo la realidad.  

Los humanos en Matrix están en sumidos en un sueño. Mientras duermen no pueden darse cuenta.  Viven una experiencia falsa creyendo que es verdadera, porque es la única realidad que perciben.

De modo similar, a todos los humanos nos parece verdadero sólo lo que vemos, sentimos, olemos, tocamos y oímos, porque es nuestro mundo sensible. Por esta razón la mayoría nos rendimos y negamos a otro tipo de conocimiento que no percibamos, siguiendo la rutina de nuestras vidas, subsistiendo de manera mecánica y sin buscar más allá tras el velo.  

Pero fiarnos tan sólo del mundo de los sentidos nos presenta la realidad incompleta. No podemos fiarnos de las percepciones que cada uno de nosotros tiene subjetivamente de las cosas que nos rodean. Existe un nuevo término proveniente de la psicología llamado sensploration, que refiere a esto mismo: la experiencia sensorial depende de la interacción dinámica de todos nuestros sentidos y no de uno solo.

En Matrix, a Neo le presentan dos píldoras, una roja y una azul.  Tomando la roja él podrá pasar al mundo real y se le enseñará qué tan prufonda es la madriguera del Conejo Blanco, parafraseando Alicia en el País de las Maravillas. Si eligiese la píldora azul, seguirá viviendo en creencias, creyendo todo lo que desee creer, y la historia terminaría ahí.

Neo se decide por la píldora roja, dado que es un héroe en nuestra historia. Escoge lo difícil y heroico. Con un enorme trauma, la salida de Neo de este mundo le permite comparar la verdadera realidad y la ficticia, para que pueda ver la verdad desde otro punto de vista. Y sólo así el protagonista puede tomar el camino del héroe para liberar a la humanidad esclavizada.

En la sociedad moderna pocos se atreven a tomar la píldora roja. Pocos están dispuestos a pasar por las tribulaciones del héroe. La mayoría prefiere una vida ociosa, cómoda y sin significado profundo, pues ello les acercaría a los abismos de la verdad. Esos que prefieren la píldora azul (la inmensa mayoría de nosotros) se dirigen en una sola dirección, sólo quieren ver la vida que han asimilado ver, tapándose los ojos a mirar más allá. Sobre este argumento escribió Herbert Marcus en la obra que tuvo una gran influencia: El hombre unidimensional (1964). En la filosofía española también tenemos otro insigne precedente: La rebelión de las masas, de Oterga y Gasset (1927).

Neo lo pasa mal pero triunfa sobre todas las dificultades. Sale de la simulación y nos transmite la confianza de que nosotros también podemos despertar para buscar nuestra libertad. Al principio nos costaría, como les ocurre a todos los prisioneros de la caverna (y a Neo); nos sentiríamos desorientados, alejados de nuestros amigos y familiares que siguen prisioneros (ninguno nos entiende) pero la libertad es una llamada más fuerte: es el derecho natural y fundamental de elegir el Bien que la inteligencia nos presenta.

Entonces el deseo del Bien prevalece, e iniciamos la senda para liberar a nuestros seres queridos y a nosotros mismos.

El mundo de las ideas (formas) de Platón es un mundo de posibilidades. En cambio, el mundo de la caverna es mecánico, oscuro y aburrido. Carece de significado profundo, porque carece de verdad. La verdadera esclavitud es la ignorancia, que nos limita para conocer nuevos horizontes y alcanzar la verdad.

En busca de Luz (conocimiento), el prisionero de la caverna liberado conoce el Sol (la fuente del conocimiento, la mente suprema). En la alegoría, el Sol representa la idea del Bien, mediante la cual se fundamenta todo proceso de conocimiento verdadero. En el mundo platónico las ideas son la esencia y la causa de todas las cosas, las cuales sólo pueden percibirse con la mente, no mediante los sentidos directos.

La captación mental de todo aquello que no vemos es la Verdadera Ciencia. La mente es el don y privilegio de los seres humanos para conocer la verdad suprema de las cosas: éstas tienen características mentales de las que los humanos participan. Buscar la causa de las cosas, invisible a nuestros sentidos directos, es el camino a la verdad, y por ende, a la liberación.

Buscar es tomarse la píldora roja. No buscar es tomarse la azul.

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