Domingos de Acción Constituyente: 5 de junio de 2022.

Escribía Max Weber: Los partidos son básicamente organizaciones para conquistar votos. Nosotros ni somos un partido político, ni queremos tu voto.

Ayer, como cada domingo, los abstencionarios y repúblicos anduvimos por las calles del centro de Málaga. La campaña electoral nos recuerda una de nuestras armas políticas frente a una «clase política» que, como escribí por última vez citando  a  Frederic  Bastiat, supone  el  despojo  organizado. 

No  obstante,  conviene formular  qué  es  un partido político. Estamos tan habituados al concepto de partido estatal, identificados con el espíritu de facción, que se nos olvida la conocida fórmula sobre los partidos civiles de Edmundo Burke: Un cuerpo de hombres que se unen para poner sus esfuerzos en común al servicio del interés nacional sobre la base de un principio al que todos se adhieren.

Nosotros no actuamos en nombre de la voluntad del pueblo, pues, la voluntad del pueblo significa, prácticamente, la voluntad de la porción más numerosa del pueblo. No somos el pueblo: me atrevería a decir que el pueblo todavía desea oprimirnos. Si bien, como minoría abstencionaria, no debemos dejarnos intimidar. Ninguna opinión fundada en el prejuicio o el sentimiento del pueblo debe condicionarnos.

No admitamos que nos cierren la boca;, no sintamos miedo a la reacción del fetichismo del Pueblo hacia los partidos. Nuestra mejor defensa colectiva es la propia amenaza que despertamos al Pueblo. Recordemos que el Pueblo es víctima de las estrategias de manipulación mediática. Los gobernados son incapaces de afirmar su personalidad, los gobernantes nos dirigen a su antojo, como marionetas para su beneficio particular.

Recordemos pues las palabras de Thoreau en su Desobediencia civil: ¿Qué fuerza posee una multitud? Solo me pueden obligar los que obedecen una ley más alta que yo. Quieren obligarme a que me vuelva como ellos. No escucho a quienes han sido obligados por las masas a vivir así o asa.

Tampoco actuamos por y para el pueblo, al contrario, por nosotros mismos; ya escribió el novelista Joseph Conrad: Aún el camino de las mas justificables revoluciones es preparado por impulsos personales que se disfrazan de doctrinas.

El coronel Pedro Baños en su libro: Así se Domina el mundo desarrolla las estrategias de manipulación mediática de Timsit. Lamentablemente no puedo desarrollarlas aquí, por lo que únicamente las citaré:

a) distraer de lo importante

b) crear problemas y después ofrecer soluciones

c) gradualidad

d) diferir en el tiempo

e) dirigirse al público como criaturas de poca edad

f) utilizar más la emoción que la  reflexión

g)  mantener  al  público  en  la  ignorancia  y  la  mediocridad

h) estimular al público a ser complaciente con mediocridad

i) reforzar la autoculpabilidad

j) conocer a los individuos.

El resultado: una personalidad humana no consciente de sí misma, ni de sus obligaciones, ni tampoco de sus derechos. Una personalidad humana carente de responsabilidad. Una masa de hombres sirviendo al Estado, no como humanos, sino como máquinas.

La libertad del poder político se llama arbitrariedad, y cuanto mayor es el control del propio poder político sobre la sociedad civil, mayor es su extensión. Miremos estos últimos dos años. El ciudadano estadounidense Johan Norvell envió una carta al tercer presidente de los EE.UU, Thomas Jefferson, para pedirle consejo acerca de cómo dirigir su periódico. Al final éste se lamentaba por sus conciudadanos: Realmente miro con lástima a la mayoría de mis conciudadanos, quienes, leyendo periódicos, viven y mueren en la creencia de que han sabido algo de lo que ha estado pasando en el mundo. Añadiría que la persona que nunca ha mirado un periódico está mejor informada que la que los lee.  

Afortunadamente, cada vez nuestras marchas abstencionarias tienen una percepción más positiva frente a los siervos voluntarios. El Pueblo no quiere el poder, el poder necesita del Pueblo para coaccionarnos.

El próximo 19 de junio: ¡No votes!

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