Domingos de Acción Constituyente: 13 de marzo de 2022.

Este domingo hemos acudido muchos abstencionarios a nuestra cita en la plaza, en la noble causa de llevar la libertad colectiva a nuestros conciudadanos y enfrentar así el discurso hegemónico dominante.

Allí estuvimos Joana, María Luisa, Juan, Quique, Álvaro, José, Adrián, Vishnu y yo. También hubo dos nuevas incorporaciones: Mario y Eduardo. ¡Bienvenidos amigos!

Tuvimos muchas conversaciones gratas e interesantísimas con las personas que iban parándose con nosotros. Destaco una charla con una señora que era defensora de la partidocracia y de José María Aznar en concreto, y que también se autodenominaba «patriota».

Un abstencionario debe ser capaz de reducir al silencio a un partidócrata. Ellos no tienen ninguna legitimidad. Responderé a esa «patriota» ferviente defensora de la política de Aznar, aprovechando la lectura reciente del libro de Jesús Lainz, Negocio y Traición: La Burguesía Catalana de Felipe V a Felipe VI.

Luego el lector comprobará la razón de esta mención. No obstante, para plantear la cuestión usaré el problema histórico-político que estoy abordando en mi Trabajo de Fin de Grado1. Los poetas de la Corte de al-Hakam II, que recibían generosas dádivas, eran los intelectuales orgánicos o empleados del grupo político dominante. Aquellos eran los empleados del susodicho grupo a quienes se les encomendaba las tareas subalternas en la hegemonía social y en el gobierno político.

La finalidad de las elecciones no es únicamente concretar a las personas encargadas del gobierno y de la legislación, sino definir la hegemonía en la sociedad civil. Si no elegimos libremente a nuestros representantes políticos, como sucede en el sistema proporcional de listas, el resultado es una mera hegemonía electoral de uno o varios partidos.

El marxista Antonio Gramsci, en su estudio sobre el dominio de las ideologías en las capas de la superestructura, escribió:

De momento se puede establecer dos grandes capas superestructurales: la llamada, por así decir, «sociedad civil», que abarca al conjunto de organismos vulgarmente denominados «privados» y la «sociedad política» o «Estado», que corresponde a la función hegemónica que el grupo dominante ejerce sobre toda la sociedad y al «poder de mando directo» que se manifiesta en el Estado y en el Gobierno jurídico2.

Es decir, todo gobierno es dictadura más hegemonía. Desde la perspectiva gramsciana, se diría que toda clase para afirmar su poder sobre la clase antagónica precisa no solo de formas de coerción. Toda forma de coerción necesita de una dirección moral e intelectual.

El liberal Frederic Bastiat define la ley como el resultado del «dominio legítimo de la fuerza», lo contrario es el despojo. Nos advierte, como buen tradicionalista, del peligro de borrar de la conciencia social las nociones de lo justo y lo injusto; «el mayor cambio y el mayor castigo que podía experimentar la sociedad es que la Ley se convirtiera en instrumento de despojo»3.

Sin la libertad política de elegir a nuestros representantes es imposible realizar la fórmula de Gramsci gobierno es hegemonía mas dictadura. Solo nos queda: Dictadura.

Una dictadura de partidos, que crea leyes para organizar el despojo de la nación. La relación entre los ciudadanos y el legislador no debe ser la que existe entre el barro y el alfarero. El consuelo de algunos es que: «si nos despojan, al menos, quiero que solo nos despojen los míos o despojar yo también».

Nuestra conciudadana «patriota» situó a José María Aznar como un notable estadista. Veamos, pues, qué escribía Jordi Pujol, con el que este estadista pactó, en un libro titulado Als joves de Catalunya en 1988:

Nosotros somos de un país que, de hecho, siempre necesitará cosa más que el simple uso normal y normalizado de las instituciones. Nuestras instituciones políticas tienen limitaciones importantes, no tienen el grado de soberanía ni de poder que el pleno desarrollo de la nación catalana exigiría… Para obtener beneficio de estas instituciones, para mantener la conciencia de país y la voluntad de ser, y para defender nuestros derechos nacionales, es decir, para construir un país, habrá que poner en estas instituciones un suplemento de voluntad, un suplemento de convicción, un suplemento de ideal; en una palabra: un suplemento de nacionalismo.

Y no había nacido, pero conozco que ese estadista José María Aznar pactó en 1996 con Jordi Pujol, un apoyo en la investidura, para gobernar España.

Os adjunto también, las palabras de un documento interno publicado en 1990 en El Periodico de Cataluña, revelando un documento interno de CiU. Este describe claramente un programa de nacionalización impulsado por el gobierno de Pujol en la región de Cataluña. Os comparto alguno de los puntos:

-Elección y divulgación de los conceptos que permiten el máximo fortalecimiento de nuestro pueblo (ser más cultos, más modernos, mas cívicos, más solidarios, más europeos, amar el trabajo, gusto por el trabajo bien hecho, constatar las raíces, vigencia de los valores cristianos) de acuerdo con los desafíos que plantea el mundo actual.

-Memorial de agravios: Cataluña es una nación discriminada que no puede desarrollar libremente su potencial cultural y económico. Descubrimiento, constatación, ponderación y divulgación de los hechos discriminatorios, carencias. Remarcando la incidencia negativa que esto tiene para el conjunto del pueblo catalán y para cada uno de sus ciudadanos.

-Impulsar el sentimiento nacional catalán de los profesores, padres y estudiantes.

-Elaboración de un plan de formación permanente y de reciclaje que tenga en cuenta los intereses nacionales

-Reorganizar el cuerpo de inspectores de forma y modo que vigilen el correcto cumplimiento de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza. Vigilar de cerca la elección de este personal. 

-Catalanizar las actividades deportivas y lúdicas.

No me resisto a terminar con un fragmento del mencionado, Antonio Gramci, en el que opone el idioma nacional al dialecto regional. Jordi Pujol habría negado a los ciudadanos españoles de Cataluña el conocimiento de la realidad:

Quien solo habla un dialecto o comprende en escala limitada el idioma nacional, necesariamente ha de participar de una concepción del mundo limitada y provincial, fosilizada, anacrónica en comparación a las grandes corrientes del pensamiento que dominan la historia universal.

¿Vas a tolerar leyes pervertidas? ¡NO!


(1) La legitimidad política en el islam clásico y los requisitos que debe cumplir el soberano al acceder al poder o también derivarlo al poder de la umma y como podía oponerse fuertemente a las políticas que no eran consideradas buenas para el bien común.

(2) ANTONIO GRAMSCI, La Formación de los intelectuales.

(3) FREDERIC BASTIAT, La ley.

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