Hipocresía.

De nuevo, la hipocresía llama a nuestras puertas. Esta vez es por parte del ex vicepresidente Pablo Iglesias, en la que indica, en una parte de una locución en la radio Ser, que la gente se supone que vota a los partidos políticos, no al político en sí. Por lo tanto a mí me parece impresentable que alguien que se ha presentado por la lista de un partido diga: No, yo ya no respondo a la disciplina del partido, yo respondo solamente a mi pueblo. Es impresentable. Lo dice así, sin más, y se fuma un puro.

Menuda democracia, ¿eh? ¿Para qué va a responder ante el pueblo el político elegido por el pueblo? ¿Estamos locos? Pues sí señores, es lo que tiene vivir dentro de una oligarquía de partidos, el poder que controla España. Esto no es nuevo, ya que tanto Pablo Iglesias como Santiago Abascal, antes de que entraran dentro del sistema y comiesen del pastel «democrático», reconocieron que vivimos en una Partidocracia.

Pero el problema sigue estando en la sociedad dormida, que al ver este tipo de sucesos sigue sin pensar por sí misma, y no solo omite la información, sino que la acepta porque la ha dicho su líder político (sea el que sea).

Quizás la sociedad despierte el día que el sistema colapse, cuando ya no podamos ni pagar el pan, que al ritmo que va no creo que falte mucho tiempo. Pero puede que, para entonces, sea tarde. Este problema no es algo ajeno a nosotros, no es un vagabundo por el que sentimos empatía al verlo, y a la vez pensamos «que lástima, pero menos mal que no tengo ese problema». No amigo, la política te afecta a diario, desde el precio del café que te tomas por la mañana en una cafetería, pasando por el precio del combustible del vehículo que utilizas para ir a trabajar o del precio de la luz que usas al cargar tu teléfono móvil, entre muchos otros. Y eso que no nombro las leyes déspotas que atacan a la sociedad sin repercusión ninguna.

Debemos despertar para poder conseguir una democracia de verdad, en la que, si yo voto a un político para que baje el precio de la luz, lo haga, y si no puede o quiere una vez que tenga el poder, yo tenga la capacidad de echarlo a la calle.

Deseo que la gran mayoría de mis compatriotas, sean de la ideología que sean, quieran ser demócratas de verdad y que puedan escapar de la hipocresía en la que vivimos como sistema político.

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