La seguridad del rebaño.

Vivir insertos en una sociedad es una necesidad humana que nace de nuestro instinto de supervivencia. Nuestras condiciones físicas  obligaron a nuestros primeros ancestros a trabajar en grupo para sobrevivir a su entorno, de tal modo que ha determinado la actual respuesta de nuestro cerebro a nuestros propios pensamientos. Hoy se sabe que si pensamos de una manera distinta a la manera que piensa nuestro grupo o sociedad, se nos activa el mismo circuito cerebral que se activa cuando llegamos a la certeza de que nos hemos equivocado en una decisión. A nuestro cerebro le da tranquilidad la seguridad de pensar como los demás, es un modo de defensa parecido a la hoy tan buscada inmunidad de rebaño. Sirva de ejemplo el caso de Copérnico, cuya tesis fue publicada en el año 1543 y hasta el año 1600, menos de una decena de científicos aceptarían su teoría.

Este hecho, por un lado, debe servirnos para entender que cada vez que planteamos a nuestra sociedad la abstención electoral para deslegitimar este sistema oligárquico, con el fin de acceder a un periodo de libertad política constituyente, la primera reacción natural es la de rechazo.

Por otro lado, también debe alertarnos de que el propio abstencionario, a pesar de ser un convencido por la evidencia de los hechos de que nuestra Nación se desintegrará arrastrada por una crisis de sus instituciones políticas, debe seguir en contacto con su grupo de acción porque de lo contrario se expone a quedar aislado (confinado) en su propio cerebro, sin la fuerza de su grupo, lo que seguramente acabará en una sensación de impotencia con una deriva a una actitud cínica.

El abstencionario debe saber reconocerse a sí mismo para protegerse de su propio cerebro y de su sociedad, a la vez que debe aprender a buscar a sus iguales, siendo algunos de sus rasgos característicos, el estar movido por un sentimiento de generosidad, con un elevado control de sus emociones que le permite entender que la recompensa de sus actos transciende a su propia persona, y por último, una capacidad de transformar el estado de las cosas; en suma, son personas transformadoras de su entorno social.

Hay muchos españoles que no son conscientes de que son ese tipo de personas, que tienen esas condiciones naturales para promover el cambio, es ese tercio laocrático del que nos hablaba el Maestro.

Nuestra misión es identificarlos y mostrarles el camino de la verdad y la libertad; el resto de la sociedad, los demás, perderán en su momento el miedo a seguirnos.

Cincinnatus.

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